miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA ASOCIACIÓN MANANTERA DE PUENTE GENIL EN MADRID INICIA SUS ACTIVIDADES CON EL BESAPIE A JESÚS DE MEDINACELI

Una vez más, y como aplicados aprendices de la vida, la asociación Manantera de Puente Genil en Madrid comienza sus actividades en septiembre con las idénticas ilusiones renovadas de los pupilos de nuestros centros de enseñanza. Atrás queda un verano en el que lo más desagradable es que los amigos que conformamos este grupo de ausentes se dispersa para entretener lo mejor posible sus merecidos ratos de ocio y descanso. Vueltos todos a los quehaceres nos encontramos con la novedad agridulce de que nuestro hermano Rafa Borrego deja nuestra directiva (ahí lo “agri”) para desarrollar su reconocida capacidad laboral en Puente Genil (aquí lo “dulce”). Bueno, eso y algún que otro achaque a la máquina de los sentimientos como el sufrido por nuestro hermano Juan Fernández, esposo de nuestra querida Pepa Torres, pero que Nuestro Padre quiere que todo quede en un sustillo y del que hay que tomar buena nota.

Y el 26 de septiembre nos reunimos en uno de los más emblemáticos santuarios de Madrid. Ese domingo acudimos a rendir adoración a Jesús de Medinaceli. Gracias a las gestiones de nuestro Hermano Hilario Rodríguez, a la sazón párroco de dicha iglesia, la Asociación ha podido emocionarse con un Besapié a tan venerada imagen. Gracias a la generosidad de la comunidad franciscana hemos podido acercarnos a sus pies para demostrarle nuestro amor y, al mismo tiempo, poder admirar la humildad y resignación que este Jesús Preso derrama ante los que pueden postrarse ante Él, sobre todo cuando se elimina la distancia. Y esas gracias quedaban manifiestas en las muestras de emocionado fervor que iluminaban los rostros de los que pudieron besar el pie de Jesús.

martes, 7 de septiembre de 2010

¡ Hasta mañana, niño, hasta luego, hermano !

Hoy, a diferencia de otros días, cuando me venía hacia la reunión, me acompañaba esa sensación amarga y dulce que nos define la vida. Venía alegre por volver a unirme, codo con codo, con mis hermanos de directiva para retomar el rumbo, a ensalivarme las manos y volver a coger los remos que hacen que esta Asociación maree con el viento en la popa. Y venía, vengo, con el sabor amargo que previene una despedida, de un hasta luego. Y debía conformarme que es eso... un hasta luego. ¡ Qué poco nos ha durado el caramelo! ¡Tanto tiempo esperándote y, cuando te conviertes en un remero más, vas y te alejas! .