LA ASOCIACIÓN MANANTERA CELEBRA EL JUEVES LARDERO

“Cuaresma es el Cuartel, nuestro mejor recinto, nuestra casa, son nuestros techos y nuestras paredes; nuestros cuadros, nuestros adornos, nuestros estandartes, las imágenes de nuestros titulares; es un habitáculo desordenado para poco tiempo después transformarse en una imagen perfecta toda armónica, preparada para ser ocupado por todos y cada uno de los hermanos. Todo ello integrado para ser testigos de comentarios, vivencias que se transforman en experiencias y sensaciones, que se van acumulando en nuestro interior”.

Queremos comenzar nuestra crónica de la celebración del Jueves Lardero en Madrid con estas palabras de nuestro pregonero y que pronunció en la Casa de Córdoba en esta ciudad que para nosotros se convierte, a veces en “nuestro recinto, nuestras casas, nuestros techos y nuestras paredes”.

La Asociación Manantera de Puente Genil en Madrid cumplió, una vez más, con el mandato de su Asamblea General de celebrar aquellas fiestas más representativas de nuestro pueblo y en consonancia con nuestra naturaleza de “asociación manantera”. De este modo, y como consecuencia de que las distancias que aquí tenemos que solventar son un poco más dilatadas que las que disfrutamos en nuestro pueblo, nos vemos en la obligación de tener que trasladar nuestra celebración a un día que permita el disfrute de la actividad y que aumente el número de posibilidades de asistencia a los hermanos y socios que viven a esas distancias “dilatadas”. Por esto, el 25 de febrero, viernes, fuimos convocados para disfrutar, como así hicimos, con el Pregón de Jueves Lardero pronunciado por un pontanés de pro y que cubrió, con creces, las expectativas que a priori se suponían.

Como hemos señalado, en el salón “Mezquita” de la citada Casa, dio comienzo a las 21 horas el acto que abre el periodo más esperado del calendario para aquellos que gustamos, que amamos la Semana Santa. Lorenzo Serrano, nuestro Vicepresidente, dio la bienvenida a los asistentes y cedió la palabra a Carlos Mora, nuestro Presidente, pero no como tal sino como presentador de nuestro pregonero. Y Carlos Mora lo hizo con el cariño y saber hacer que en estas cuestiones pone, máxime en esta ocasión puesto que el pregonero era su hermano de Corporación (La Historia de Tobías) ENRIQUE AGUILAR DÍAZ. De dicha presentación entresacamos los siguientes datos:

“Enrique nace en Puente Genil en 1964, pasa por las escuelas de Pemán , hace el Bachiller en el Manuel Reina y pronto ingresa a trabajar en la Caja Rural de Puente Genil, donde realizaría su labor hasta que decide venir a Madrid, ya hace tres años. Mientras trabaja se licencia en Ciencias Políticas por la UNED. Luego Enrique es un político de Carrera y de convicción, que tanta falta hace en este país. Es cofrade de María Santísima de la Soledad y de nuestro Padre Jesús de la Humildad y paciencia.

En el 2007 da el salto a la política nacional y es fichado por el Concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Alcobendas, Don Alberto Hervías Aguilar, con el que trabaja actualmente”(…)

“Conozco a Enrique, desde que entró en El Pez, ya hace treinta años, por lo que es Medalla de Oro de la Corporación. Es mi hermano de Corporación.

Hemos compartido muchos momentos, hemos crecido juntos en la Corporación, en el grupo, hemos pasado momentos difíciles, pero juntos hemos visto situarse a la Historia de Tobías en uno de los lugares más relevantes de nuestra Semana Santa.

El caso de Enrique y yo es el de dos hermanos que por muchas ideas diferentes, por muchas formas de pensar distintas, nos ha unido la sangre del que ya hace más de dos mil años la derramó por nosotros”(…)

“Enrique te presentas hoy delante de tus paisanos ausentes para que nos cuentes tus sentimientos, tus vivencias, tus reflexiones, al pasar de vivir a las orillas del dulce Genil a las más agrias y reconducidas y planificadas aguas del Manzanares.

La asociación manantera de Puente Genil en Madrid se congratula de poder compartir contigo esta preparación a nuestra cuaresma, preludio de nuestra Semana Mayor.

Tienes la palabra”.

Seguidamente Enrique Aguilar, con un verbo fácil en su comprensión pero cargado de mensaje, sentimiento y sensaciones en su contenido, nos dibujó una cuaresma basada en sus vivencias y experiencias. Se mostró ilusionado en el reto de mostrarnos su visión basada en “la experiencia tan bonita obtenida al recordar, pensar y reflexionar de una manera tan particular e intensa sobre mi pueblo encontrándome a 500 kilómetros de distancia.”

Hemos querido comenzar con parte de su definición de Cuaresma. A estos pensamientos añadió otros tantos que permitió dibujar en nuestros corazones una vez más, imágenes de algo que es vivido por los ausentes matizado por la extraña sensación de algo que nunca podrás adquirir plenamente, de algo que siempre estará en el estadio de lo deseado por inalcanzable, de lo suspirado por imposible, de lo apetecido por irrealizable.

Especialmente emotivo fue su descripción del momento en que Enrique, como hermano de “La Historia de Tobías” y junto a sus hermanos culminan sus siete subidas al Calvario pontanés: “Y la llegada a la cima donde hacemos nuestro corrillo debajo de la cruz y cerca del depósito, donde nos espera la gratificante uvita que nos da el alpatana. Atrás han quedado los misereres que con fervor han tocado las bandas de música de Romanos y Ataos, quienes tras de sí, dejan el olor a azufre de bengala y un inmenso hueco que poco a poco se va cubriendo con la presencia de las Corporaciones que se van acercando a la ermita. Mientras nos vamos agrupando en espera de presentarnos como Corporación en el pórtico de la iglesia de Jesús; el marco es único, el bullicio de la mayoría contrasta con la oración de algunos que a su vez se entremezcla con una saeta, una cuartelera, o una canción a coro; solos o en compañía de otras Corporaciones que se encuentran en el mismo lugar. Mientras tanto es el Alpatana con sus uvitas quien va reconfortando gargantas, amenizando encuentros y sellando amistades, con el tintineo tan especial que produce el choque de dos copas….y arrecia el aire y se deja notar el frío, queriendo de esta forma el invierno manifestar su presencia en tan particular momento y se suceden canciones a coro como Luz que Iluminas y la Alondra; y las cuarteleras de Tobías se entremezclan con las que hacen referencia al Terrible y las saetas que se abren paso con majestuosa solemnidad, hasta acallar la algarabía del entorno. Es la voz de un hermano, y todos con él, quien se dirige al Padre Celestial.”

En el mensaje de un hombre cristiano como Enrique no pudo faltar su mensaje profundo y pleno de convencimiento de que detrás de las formas y anécdotas de toda nuestra cuaresma está el auténtico porqué y paraqué, dejándonos este pensamiento: “Y es que la Cuaresma, además de las celebraciones que llevamos a cabo de manera tan entusiasta, de los momentos tan entrañables que compartimos y vivimos, de los brindis y abrazos que con tanta efervescencia nos dedicamos, también debe ser un periodo para el recogimiento, la reflexión, el examen de conciencia; es un momento muy apropiado para pasar nuestra realidad por el filtro divino, ponernos en paz con nuestro Padre a través de nuestros hermanos. Él nos está esperando con los brazos abiertos para acogernos. Quiere que le hablemos, que le contemos nuestras cosas, nuestros proyectos, nuestras inquietudes y preocupaciones. Quiere hacer suyas nuestras desolaciones y compartir nuestras ilusiones. Quiere que estemos con Él y también Él quiere estar con nosotros”.

Enrique Aguilar terminó su memorable pregón con un deseo que hizo extensivo para todos los que vivimos la ausencia de nuestro pueblo: “Y para finalizar, brindaros el deseo de una Cuaresma plena de espíritu manantero, que visitemos Puente Genil al menos una vez durante estos días y que la paz y la alegría reinen en vuestros corazones. Muchas gracias”

Numerosísimas fueron las felicitaciones que nuestro hermano y amigo Enrique recibió cuando la entusiasta ovación refrendó la aprobación de su pregón por parte de los asistentes. Emocionado correspondió a la misma y, del mismo modo, recibió de manos de Carlos Mora la metopa que recuerda a quienes no oyeron su pregón que lo dio en Madrid el 25 de Febrero. Los que tuvimos la suerte de oírselo pronunciar, lo recordaremos siempre en nuestro corazón.

Tuvo lugar a continuación un fraternal “tapeo y copeo” en el que las rabanillas, el tocino y demás productos “larderos”, pusieron la nota saporífera a este Jueves. Al final del mismo, y después de haber entonado algunas canciones de nuestro pueblo y entre las que es lícito mezclar en su pelea anual a Don Carnal y a Doña Cuaresma, Carlos Mora pidió que le acompañara en el estrado , junto a la Vieja Cuaresmera, a Paqui Delgado, esposa de nuestro hermano Lucas, para que antes de completar el calendario cuaresmal, recibiera de la Asociación la Campanita de Plata, “porque esta persona es: Una persona sencilla de nuestro pueblo, nunca la oirás alardear, aunque podría hacerlo por derecho propio.

Singular, no hay otra igual.

Generosa, a más no poder, no tiene nada suyo todo lo comparte, y cuando lo hace, lo hace con gusto y disfrutando con ello.

Trabajadora, en su trabajo, en su casa, en la asociación.

Una persona amiga de sus amigos.

Una persona hermana en el sentido más corporativo de nuestros cuarteles

Se lo merece por su trayectoria

Se lo merece por ser como es”

Paqui agradeció las palabras de Carlos y el gesto de la Asociación para con su persona con la gracia y simpatía que siempre le caracteriza.

Y de esta forma, con las siete patas de la Vieja Cuaresmera, de “Dolorcitas Soria Logroño”, como diría el respetado y recordado Don Francisco Moyano, esperando ser quitadas una a una con buen tiempo y mejor talante,

un abrazo.

Por Manuel Ángel Borrego Moreno

Fotografías: Jorge Orestes García